Aceptando la realidad
En mi familia, todos los adultos son católicos, de esos que van con frecuencia a misa e incluso participan en ella de alguna forma. Creo que yo soy el primero en el árbol genealógico que ha roto con esa tradición, no creyendo en Dios ni siendo parte de ninguna religión (soy más cercano a la filosofía budista).
Yo siempre he pensado que mi hermana ha llevado su catolicismo más allá de lo convencional (lo digo en un buen sentido), porque no solamente asiste y participa en misas, sino que además es misionera. Todos los años durante sus vacaciones, dedica algunos días a visitar pueblos rurales e ir casa por casa compartiendo sus conocimientos y experiencias respecto a Dios, Jesús, la biblia y todo lo relacionado con la fe cristiana.
Ella no hace esto solamente porque quiera ganarse un trocito de cielo, ni porque quiera que los demás creamos que ella es una buena persona. Sus intereses son 100% honestos. Lo hace porque siente que está haciendo un bien a las personas con este gesto. Y lo hace. De verdad.
Porque lo que ella entrega es más que un testimonio cristiano. Va más allá de la fé. Lo que ella entrega es amor. Amor verdadero. De ese que ya no se encuentra con facilidad.
Mi hermana fue diagnosticada de cáncer y debe ser operada tan pronto como sea posible.
Esta es una noticia fuerte. Es muy difícil encontrar a alguien a quien estas palabras no le provoquen nada. La reacción puede manifestarse en forma de miedo, angustia, rabia, frustración, desconcierto, ira, desolación o todas las anteriores al mismo tiempo.
Pero ella es diferente
Por supuesto que la noticia la golpeó, pero luego de procesarlo, su serenidad ha sido algo inspirador. Ha aceptado su realidad actual y literalmente se ha puesto por completo en“las manos del Señor” para que se haga su voluntad.
Ella no se ha echado a morir en absoluto, ni tampoco se ha aferrado ciegamente a la idea de que todo va a salir bien. Ambos extremos solo generan ilusiones y cuando nos amarramos a ilusiones, es muy fácil sentir decepción al darse de frente con una realidad diferente.
Mi hermana en cambio, ha aceptado quién es ahora y su nueva realidad. Sin más, sin menos. Asumiendo, sin juicios, el hecho de que tiene una enfermedad que bien puede desaparecer o bien puede que no. «Solo Dios lo sabe».
En lugar de preguntarse ¿Por qué a mí? su cuestionamiento ha sido ¿Y por qué a mí no?
Cuánto admiro su fortaleza.
Ella es una persona que siempre se sacrifica por los demás y hace todo lo que esté a su alcance para ser de utilidad y, según sus propias palabras, esta nueva aventura que está viviendo, es un verdadero regalo que Dios le mandó «para que hiciera una pausa y por una vez, en lugar de ella preocuparse de los demás, se deje regalonear por todos los que la rodeamos». Incluso, por algunas personas que hace años no veía, y que aparecieron nuevamente sólo para darle amor.
¿Qué tiene que ver esto en un blog de diseño web?
Quise compartir esto contigo, porque hay una lección muy importante que podemos sacar del ejemplo de mi hermana, y no es acerca de cristianismo, fe o religión, sino acerca de aceptar la realidad tal como es.
Nuestro trabajo no siempre será tan creativo, inteligente o eficiente como desearíamos que fuera y en algún momento tendremos clientes conflictivos o proyectos que se nos salen de las manos.
Todos quisiéramos que la vida fuera color de rosa, pero no lo es. La vida es inesperada y ninguno de nosotros sabe lo que pasará mañana. A veces los desafíos más grandes le tocan a las personas más buenas (como mi hermana) y las dificultades pueden ponerse enfrente de los mejores profesionales (como tú o como yo).
Así que dejemos de esperar que todos los clientes sean perfectos y que todos los proyectos en los que trabajemos sean súper entretenidos y rentables, pero tampoco caigamos en el pesimismo de creer que nuestra carrera se va al charco sólo porque enfrentamos un problema en nuestra vida profesional.
Disfrutemos nuestros éxitos, aceptemos nuestros fracasos y aprendamos de nuestras dificultades.