Diseño, Reflexión | 20 de agosto de 2014

Saca a relucir tu verdadero potencial en el diseño web

Como diseñador gráfico empecé a desempeñarme diseñando material impreso como volantes, trípticos, carpetas o tarjetas pero a decir verdad con este tipo de trabajos nunca sentí que estuviera sacando el máximo provecho a mis capacidades.

Probablemente esto se debe a que la creación de estas piezas está limitado a una dimensión algo básica del diseño, en dónde solo se busca crear una objeto de alta calidad estética y que consiga expresar su mensaje de la mejor forma posible.

Siempre supe que el diseño podía llegar lejos y proveer algo mucho más profundo y completo. Pero no fue hasta comenzar a diseñar sitios web que comprendí lo que esto significaba.

Diseño de experiencia

En los sitios web (y en todo tipo de interfaces digitales) el alcance del diseño va mucho más allá de simplemente mezclar colores, formas, textos e imágenes de una forma visualmente agradable.

Sin duda el aspecto estético es muy importante, pero es sólo una parte de algo más grande. Es más bien una herramienta para poder cumplir un objetivo mucho mayor que es la creación de una buena experiencia de uso.

Cuando hablamos de sitios web el diseño contempla decisiones muy importantes como decidir qué elementos destacar y cuáles disminuir, cuál será el flujo de páginas que haremos que un usuario visite, de qué manera utilizaremos la tecnología disponible para facilitar que los usuarios encuentren el contenido lo más rápido posible o de qué manera se puede resaltar la personalidad de la marca mediante la utilización de íconos y textos.

Todas estas decisiones, de alguna u otra manera tocan el aspecto estético, pero su objetivo final es hacer que la estadía del visitante en el sitio sea tan placentera como sea posible.

En mis primeras experiencias mi trabajo de diseño web eran prácticamente folletos separados en diferentes pantallas, pero poco a poco esta visión fue cambiando hasta que finalmente comprendí lo siguiente:

La labor del diseñador web no es hacer que el sitio se vea bonito, sino hacer que sea 100% funcional. Esto significa crear una experiencia de uso absolutamente agradable para el visitante, al mismo tiempo que se resalta la identidad de la marca y se le ayuda a cumplir sus objetivos.

Cuando se piensa en la creación de una experiencia los resultados cambian absolutamente. En ocasiones esta visión nos puede llevar a crear interfaces absolutamente minimalistas, carentes de efectos y elementos distractores y, a veces, nos puede llevar a crear diseños muy sobrecargados, pero funcionales.

Midiendo el impacto del diseño

Los diseñadores siempre hemos sufrido por clientes que quieren controlar lo que hacemos por que creen que nuestro trabajo es cosa fácil. Por ello existen tantos sitios como clients form hell o cualquiera de sus copias en español.

Podría escribir un artículo completo explicando por qué no estoy de acuerdo en quejarse de los clientes porque la responsabilidad de que estas situaciones existan generalmente recae en el propio diseñador, pero ese no es el punto en esta ocasión.

Por ahora quiero centrarme en el hecho de que no hay ningún capricho de cliente que pueda hacer frente a un argumento bien fundamentado por parte del diseñador cuando está complementado con información y cifras reales que avalan el impacto del buen diseño.

En el mundo moderno esto es bastante sencillo de realizar. Basta con una cuenta de Google Analytics y probar por un mes si esa idea «súper innovadora» del cliente consigue generar más conversiones que el diseño bien pensado por el diseñador.

Cundo las cifras hablan, la discusión llega a su fin.

No importa si no sabes programar

Si eres diseñador gráfico y no tienes ninguna experiencia creando sitios web a esta altura debes pensar que suena muy bonito, pero que no sabes nada de programación y eso te impide entrar al mundo del diseño web.

Déjame decirte que no es así.

Yo soy un tipo que desarrolla sitios web de principio a fin, desde el boceto en la libreta hasta su publicación, pero eso no significa que tú tengas que hacerlo de la misma manera. Basta con que puedas asociarte con un desarrollador o desarrolladora de confianza y hacer frente en conjunto a los encargos de creación de sitios web.

De este modo tu rol estaría más bien definido como el de un consultor web. Una persona que ayuda a sus clientes a potenciar sus negocios a través de sus sitios web.

Tus tareas serían las de atender al cliente, convertir sus requerimientos abstractos en tareas concretas y traspasar eso a un diseño, que luego tu socio o socia se encargaría de convertir en un sitio web 100% funcional, idealmente autoadministrable usando WordPress.

Al cliente le interesará realmente muy poco si el código HTML del sitio lo escribiste por tu cuenta, si lo hizo otra persona o si es el resultado de una aplicación mágica. Todo lo que le importará es que el sitio funcione y cumpla con su objetivos.

En síntesis

Desde que estoy desenvolviéndome en el mundo de la creación de sitios web he podido desarrollar mi creatividad alrededor del diseño de una forma más holística, no tan solo creando piezas estéticas, sino creando experiencias, además de generar resultados medibles y adaptables en el tiempo.

Te cuento esto porque creo que tú también puedes sacar mucho provecho a tus capacidades de diseño si decidieras probar suerte creando sitios web.

Tu principal ventaja es que muchos de quienes hoy en día se dedican al negocio del diseño web, realmente saben muy poco y prácticamente nada de diseño y del impacto de éste en el negocio de sus clientes.

Dentro de algunas semanas (el 10 de septiembre) estaré dando un webinario en donde hablaré más en detalle acerca del diseño web, orientado principalmente para diseñadores gráficos. Puedes inscribirte en este enlace o en el formulario que aparece más abajo. ¡Es gratis!


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