Negocios, Reflexión | 5 de agosto de 2015

5 grandes dificultades de ser freelance (independiente)

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La semana pasada te conté cuáles son las 5 razones por las que más amo ser freelance, pero no todo es color de rosa: trabajar como independiente también implica grandes dificultades.

En este artículo compartiré contigo cuáles han sido para mí las 5 mayores dificultades de ser freelance:

1. Es difícil separar el trabajo de la vida personal

Trabajar desde casa es uno de mis factores preferidos de ser independiente. Sin embargo, trae consigo una de las mayores dificultades con las que me ha tocado lidiar: separar la vida personal del trabajo.

Terminar la jornada laboral es una tarea tremendamente dura para mí. Cada día sé que debo dejar de trabajar para atender otros temas de índole personal o doméstica (comer, pasear al perro, sacar la basura, limpiar la arena de los gatos, llamar a mis papás… ¿Descansar, quizás?), pero hay un pensamiento que día tras día me juega la misma pasada y me hace seguir trabajando, en muchas ocasiones, hasta avanzada la noche. Esa sensación de pensar “Si tan solo pudiera añadir X funcionalidad al sitio antes de apagar el computador el día sería más productivo” o “Diseño una página más y listo” se ha vuelto una verdadera trampa.

Para quienes somos apasionados por lo que hacemos y nos encanta nuestro trabajo es realmente difícil dejar de trabajar, porque nos concentramos tanto en lo que estamos haciendo, que no lo queremos dejar ir hasta verlo listo.

El caso más reciente de emoción extrema por el trabajo fue cuando, una tarde de viernes, al hacer una pequeña mejora en un botón de la plataforma AMK Pro, me entusiasmé tanto que no paré hasta el día siguiente a las 7.00 am, con la plataforma completamente rediseñada.

El auto-imponerme horarios de trabajo es una tarea que aún necesito dominar para tener más tiempo libre para disfrutar con mi esposa, familiares, amigos, mascotas y hobbies, pero supongo que, al igual que ocurre con los alcohólicos, hacerme consciente del problema es el primer paso hacia la sanación 😉

2. A veces hay que aceptar cualquier proyecto

Siempre que es posible, soy bastante selectivo con mis clientes y con los proyectos en los cuales trabajo, pero hay ocasiones en que esto no es posible. Hay meses en que las vacas están flacas, los proyectos escasean y los clientes brillan por su ausencia.

En esos meses, sería genial poder hacer la vista gorda y seguir esperando a que aparezca algún buen proyecto, pero las facturas del agua, la electricidad, el gas, el teléfono y el dividendo llegarán invariablemente. Cuando esto me ha ocurrido, he tenido que hacer a un lado mi orgullo y tomar cualquier oportunidad que pase frente a mí.

Afortunadamente, y esto es algo que tienes que recordar siempre, estas situaciones ocurren cada vez menos a medida que vas adquiriendo más experiencia y te posicionas como un experto o experta en tu área.

3. Hay que salir a buscar a los clientes

Sería genial poder decir sólo una vez, en la comodidad de tu habitación, “Hey, estoy disponible para trabajar como freelance y que, por arte de magia, cientos de potenciales clientes llegaran a tu puerta rogando poder trabajar contigo a cualquier costo… Pero tú y yo sabemos que eso no va a pasar.

Actualmente, hay una alta oferta de profesionales creativos que prestan sus servicios de manera independiente, por lo tanto, los clientes tienen mucha variedad para escoger, así que escribir un tweet diciendo que estás disponible no te servirá de mucho.

La esperanza no es una buena estrategia.

Para poder vivir como freelance, hay que salir a buscar a los clientes. Cada uno lo hace a su manera: hay quienes se registran en sitios de oferta y demanda de servicios como workana; hay quienes optan por el marketing de contenidos; otros usan el networking; hay personas que envían e-mails en frío para presentarse y ofrecer sus servicios; otros hacen SPAM, o dependen únicamente de los referidos, o generan contactos a través de LinkedIn… Hay un eterno etcétera de opciones disponibles. La única alternativa que hoy no es viable es esperar sentado.

La dificultad implícita en esta situación es que, para personas introvertidas como yo, no es natural salir al mundo a hablar con desconocidos y tratar de convencerlos de trabajar en conjunto.

En mi caso, lo que mejor ha funcionado a lo largo de los años son las recomendaciones de clientes anteriores.

Afortunadamente, al igual que el punto anterior, a medida que uno obtiene más experiencia y se posiciona como experto, la necesidad de salir a buscar clientes se reduce bastante y son ellos quienes se acercan demandando nuestra atención.

4. La inestabilidad de los ingresos

Ser independiente me libera de las limitaciones de un sueldo fijo y permite que, mes a mes, los ingresos puedan variar considerablemente -llegando a duplicarse e, incluso, a triplicarse-. Sin embargo, esto también trae consigo una gran inestabilidad.

En ocasiones, en lugar de duplicar los ingresos del mes anterior, solamente he recibido la mitad e, incluso, he tenido casos en donde he recibido $0.

Lamento decir que, hasta el día de hoy, me pesan los meses de septiembre y octubre de 2011, cuando no conseguí ningún cliente o proyecto y tuve que acceder a un crédito para seguir a flote.

A pesar de los momentos difíciles que ha traído consigo el estar ajeno a un sueldo fijo, debo decir que, al mirar todos estos años en retrospectiva, este modelo me ha traído más satisfacciones que desgracias. Así que todavía sigo creyendo que es más seguro tener ingresos variables dispersos en diferentes proyectos que un sueldo estable proveniente de un solo cliente (el empleador).

5. Tengo al peor jefe del mundo

Cuando comencé a trabajar freelance, pensé: “¡Genial, ahora trabajaré sin jefes!”, pero no podía estar más lejos de la realidad, ya que me convertí en mi propio jefe y, sinceramente, soy el peor jefe que jamás he tenido 😡

Imagina tener un jefe que está al tanto de todas tus distracciones, que sabe cada vez que copiaste una idea, que lleva un registro de cada vez que te levantas del escritorio para ir a perder el tiempo por ahí, que sabe al instante cada vez que tomas una decisión equivocada, que conoce cada una de tus debilidades y desconfía tus fortalezas. Ese es el jefe que obtienes al trabajar de manera independiente.

Cuando quien está a cargo tuyo es otra persona, puedes filtrar lo que le dices, puedes mostrarle tu mejor cara y quedar bien con él o ella, pero cuando el jefe es uno mismo no hay forma de ocultarse, todo está en evidencia.

Mi jefe me recrimina en la cara cada vez que no doy lo mejor de mí, cada idea mediocre que tengo y cada vez que meto la pata. Es infalible, no me deja pasar una. Es un jefe despiadado y, a veces, me trata sin respeto. Incluso ha llegado a insultarme.

Hago mi mejor esfuerzo para ser un buen jefe y, al mismo tiempo, hago un gran esfuerzo por ser un buen trabajador, pero estas son dos energías que viven dentro mío y que, al parecer, nunca están en completa armonía.


Muy bien, ya lo tienes, esas fueron las 5 mayores dificultades a las que me he enfrentado como freelance y ninguna de ellas ha hecho que deje de encantarme esta forma de trabajo.

Sé que podría escribir una lista de 50 cosas más, pero prefiero que continuemos la conversación en los comentarios, así que cuéntame: ¿Qué ha sido para ti lo más difícil de ser freelance?

Un abrazo,
@FranciscoAMK

Editado por: Melissa Amaro P.