5 razones por las que amo ser freelance (independiente)

Sé que muchos de quienes visitan este sitio están iniciando su camino como profesionales independientes o tienen la intención de comenzar a hacerlo pronto.
Cuando nos encontramos en esa posición, es fácil pecar de inocentes y creernos la serie de fantasías que pintamos en nuestra mente sobre cómo será la vida después de que comencemos a trabajar sin jefes, pero la realidad siempre supera a la fantasía, tanto en lo positivo como en lo negativo.
Es por eso que he decidido crear un artículo que consta de dos partes, donde compartiré contigo, en base a mi experiencia, las 5 cosas que más me encantan de trabajar como freelance y las 5 dificultades más grandes que esto conlleva.
Sin más preámbulo, vamos con la primera parte:
Ser independiente es genial y trae consigo una serie de beneficios. A continuación, tienes mi top five de lo mejor de ser freelance:
1. Puedo trabajar desde casa (o cualquier otro lugar)
No hay lugar como el hogar dice el dicho y es verdaderamente cierto. Ninguna oficina ni puesto en una empresa se puede comparar con la comodidad de estar trabajando desde casa.
Recuerdo sin ninguna nostalgia aquellos días en que tenía que viajar una hora de ida al trabajo y otra hora de regreso a mi casa. Si bien tenía la oportunidad escuchar algo de música, eran dos horas al día prácticamente perdidas. 10 horas a la semana. 40 horas al mes. ¡480 horas al año! Hoy, todo lo que necesito es pasar de una habitación a otra. No tengo que lidiar con buses repletos, largas filas esperando un taxi colectivo ni aglomeraciones en el metro (y los olores que eso conlleva).
Tampoco puedo dejar de mencionar la bendición que significa que mi esposa también trabaje en casa (y le guste cocinar), lo cual me permite, casi a diario, comer comida fresca preparada por ella misma. Adiós casinos, adiós comida hecha sin cariño por trabajadores desmotivados y adiós comida añeja recalentada en microondas.
Uno de los puntos más importantes de trabajar en casa es el horario, ya que no necesito levantarme tan temprano para comenzar a trabajar a una hora decente. Hace un par de años, cuando trabajaba en un periódico, tenía que salir de la cama a las 6:30 am para poder llegar antes de las 8:30 am a la oficina. Hoy, en cambio, si quiero comenzar a trabajar a esa hora, sólo debo levantarme media hora antes y listo.
Si eventualmente tengo una reunión, una salida urgente o un asunto que atender fuera de casa, basta con que lleve mi laptop conmigo y puedo trabajar desde cualquier lugar con una conexión decente a internet. Ningún jefe me va a regañar por estar fuera de la oficina en horario de trabajo.
Básicamente, un creativo independiente puede trabajar desde cualquier lugar. Yo elijo hacerlo desde casa, pero hay un completo movimiento de freelancers y emprendedores (los llamados ‘nómadas digitales’) que realizan su trabajo profesional al mismo tiempo que viajan por el mundo, como es el caso de Sergio Sala, a quien tuve la oportunidad de conocer hace poco y cuyo blog recomiendo mucho.
2. Yo elijo con quién trabajar (y con quién no)
En cada uno de los empleos fijos que he tenido antes de lanzarme al camino independiente he tenido la oportunidad de conocer a gente genial, y muchos de ellos pasaron de ser simples colegas a ser amigos, como es el caso de Melissa, quien fue la editora de mi libro y hoy me ayuda con estos artículos, haciendo que se vean más profesionales (y evita que abuse de los gerundios).
Dicho eso, también debo decir que he tenido experiencias incómodas con gente que no me agradaba mucho, pero con las cuales tenía que compartir el espacio laboral de igual forma, ya que no dependía de mí a quién contrataban.
Pero hoy es diferente, ya que puedo elegir conscientemente con quién trabajo y con quién no. Por ejemplo, si llega a mí un cliente con una idea o proyecto que va en contra de mis principios, puedo dejarlo ir y concentrarme en aquellos que sí son relevantes para mí. Es por eso que, entre otras cosas, he implementado sistemas que me permiten filtrar a los clientes con quienes trabajo y las reuniones a las que asisto.
Lo mismo aplica al momento de trabajar con otros profesionales. Si necesito trabajar con algún desarrollador u otro diseñador que colabore conmigo en un proyecto, está en mis manos elegir quién será el indicado y bajo qué términos se realizará el trabajo.
Si alguien no me agrada o un proyecto no se ajusta a mis intereses, puedo simplemente dejarlo ir, para así liberar espacio sólo para los mejores.
3. Manejo mi horario
No hay nada más desagradable que un jefe contando los segundos cada vez que vas al baño, te paras a contestar el teléfono, miras el e-mail o te levantas a prepararte un café.
Me encanta la productividad y estoy a favor de eliminar tantas distracciones como sea posible para tener un día más productivo, pero eso es una decisión personal, ya que cada uno tiene su forma de trabajar y ser creativo. Cuando un jefe trata de imponer sus métodos, lo que más consigue es matar la creatividad y generar trabajadores desinteresados.
Nuevamente, debo mencionar lo afortunado que he sido con los jefes que tuve. Siempre recuerdo la frase que me dijo mi amigo y ex-jefe del periódico cuando llegué a trabajar con él, tanto así que es lo mismo que le digo a los colaboradores que, de cuando en cuando, me toca contratar. Lo que me dijo fue:
“No me importa si miras Facebook todo el día, si te demoras cuatro horas en el baño o sales a tomar un café cada 10 minutos, siempre y cuando el trabajo que te pida me lo entregues a la hora acordada y con una excelente calidad”.
Trabajando como independiente, el horario lo controlo yo mismo, no hay ningún jefe esperando la oportunidad para regañarme. Yo elijo a que hora respondo los e-mails, a qué hora diseño y a qué hora escribo código, a qué hora almuerzo y a qué hora termino de trabajar.
Tengo completo control de lo que hago con mi tiempo. Yo dispongo de él según mis necesidades.
4. No estoy limitado a un sueldo fijo
Cuando trabajaba contratado, tenía la seguridad de que, cada mes, el sueldo sería el mismo; sin embargo, como independiente ya no tengo esa limitación. Hay ocasiones en que, de un mes a otro, los ingresos se han duplicado e incluso triplicado.
Tampoco se trata de una cosa mágica ya que, como proveedor de servicios, hay un número limitado de proyectos que puedo atender al mismo tiempo, lo que pone un tope a la cantidad de dinero que un diseñador freelance puede ganar. Sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda subir constantemente la tarifa del servicio.
Yo, por ejemplo, cada cierto tiempo voy aumentando un poquito el precio de mis servicios, lo cual permite que haya un crecimiento pequeño, pero constante, en la cantidad de dinero que recibo. Es como si cada cuatro meses me dieran un aumento de sueldo. Eso es un lujo que quienes trabajan contratados no pueden darse.
5. No tengo que vestirme bonito
Tal vez te parezca irrelevante, y probablemente lo sea, pero es algo que hace que trabajar en casa sea aún más confortable.
Cuando trabajaba en una oficina con más gente, donde constantemente recibíamos la visita de clientes, jefaturas y personas de otras áreas, era indispensable vestirse bien. No de terno y corbata, pero sí con cierta decencia…
Todo eso está bien, sin embargo, yo soy un poco desordenado para vestirme: me gusta usar jeans viejos y gastados (muchos de ellos hasta tienen hoyos), me gustan las poleras de colores chillones, usar gorros (capuchas, jockeys, chullo, etc.) y andar en calcetines. En una oficina no puedo ser yo mismo, en mi casa sí 🙂
Obviamente, no ando en pijama todo el día. Esa es una de las cosas que la gente imagina primero al pensar en un freelance que trabaja en casa, pero nada más lejos de la realidad. Algunos independientes toman ese camino al comienzo, pero pronto lo dejan, ya que se dan cuenta de lo contraproducente que puede ser, porque te mantiene en un estado mental de flojera, cuando en realidad necesitas una mentalidad productiva.
Ser freelance tiene muchas ventajas bien interesantes. Pero no todo es color de rosa: en el próximo artículo te comoartiré las 5 dificultades más grandes que representa esta forma de trabajo.
Por ahora, cuéntame en los comentarios cuál es tu parte favorita de ser freelance 😉
Un abrazo,
@FranciscoAMK
Editado por: Melissa Amaro P.